El 5 de febrero un letrero conmocionó a la ciudad de Bogotá. No anunciaban destitución o limpieza de las calles, sino SE ARRIENDA. En letras rojas y con el número del agente inmobiliario, el MAMBO (Museo de Arte Moderno de Bogotá) anunciaba el ceder sus instalaciones al mejor postor.
Las reacciones no tardaron en circular, aún más después de la publicación oficial del Museo dónde se anunciaba el arrendamiento por falta de recursos para continuar con la labor. Así lo confirmaba además el agente inmobiliario dueño del número publicado en el cartel.
Pero no es para asustarse, el arte no se va de la ciudad, sino que se reinventa para que la ciudad vuelva a él. En una campaña de arte guerrilla, los artistas se toman, y en este país sí que conocemos ese término, el MAMBO.
La programación está lista para que los ciudadanos se armen de valor y se tomen el MAMBO con la mente abierta y dispuesta para vivir experiencias nuevas.