Fotografía de María Alejandra González
En el marco de la Feria internacional del Libro de Bogotá en su edición número 35, escuchamos a Chimamanda Ngozi Adichie, la escritora y novelista nigeriana. Ella fue una de las invitadas más esperadas en la programación de este año. En una conversación con Claudia Morales, sobre la historia, la raza, el feminismo, y el duelo, quedamos con múltiples enseñanzas, pero aquí les resumimos 3:
- Debemos educar en el feminismo
Cuando Chimamanda reflexiona sobre los personajes femeninos de sus novelas, admite que admira a Kainene de Medio Sol Amarillo más que a cualquier otra: “Es una mujer poco convencional, es más interesante que yo. Ella es lo suficientemente valiente para no sentir la necesidad de caer bien”.
Las mujeres y, sobre todo, las niñas no deben pedir disculpas por ocupar espacio, por opinar, por ser emocionales. Ellas merecen ser libres. A pesar de que el feminismo no es popular en Nigeria, ni en Colombia, es necesario educar en el feminismo, para combatir la violencia estética, la desigualdad y la violencia de género.
- Visitar África no es un “Safari”
A propósito de la futura visita a África de la Vicepresidenta Francia Márquez, la autora hizo alusión a la columna de opinión publicada en El Tiempo que relacionaba la comitiva de gobierno con un gran safari en vez de una diligencia diplomática. En referencia a su Charla de Ted, la autora reflexiono sobre el peligro de una Historia única.
Con discursos como esos sometemos a un pueblo a un imaginario ajeno. No podemos reducir a África a un safari, es un continente entero. Este tipo de afirmaciones son profundamente perjudiciales, porque en pleno 2023, seguimos estigmatizando poblaciones desconocidas, a partir de narrativas colonialistas. En Nigeria, país de origen de la autora, no hay nada más lejano a la realidad que un safari. La Historia única, crea estereotipos, y como dice Chimamanda, el problema con estos no es que sean falsos, sino que son incompletos.
Como colombianos también sufrimos del peligro de la Historia única, el peso de la violencia del narcotráfico y la popularidad de nuestra ¨naturaleza¨ criminal es el pensamiento habitual por fuera de nuestro país. La humildad intelectual es necesaria, para admitir que no sabemos todo, que tenemos mucho que aprender y que somos víctimas del mismo problema.
- La representación es importante
De manera anecdótica, Chimamanda admite que se reconoció a sí misma como mujer negra cuando llegó por primera vez a Estados Unidos. En Nigeria, la mayoría de la población es negra, así que reconocerse como tal no es una postura política como en otros países con altas tasas de discriminación y racismo. A propósito de su investigación sobre Colombia, Chimamanda abordó el papel que desempeña Francia Márquez.
La raza es un tema transversal en nuestro país. La conversación sobre racismo, así incomode a muchos, es necesaria. En Colombia más del 8% de la población es afro, es por esto que Francia es un símbolo, ella es la prueba de que las mujeres negras pueden ocupar posiciones de poder aquí en Colombia. Demuestra a todas las niñas, jóvenes y mujeres afrocolombianas que pueden ser gobernantes, líderes sociales, ambientalistas, y todo lo que quieran ser. Más allá de una filiación política, es simple, la representación importa y ella se convirtió en un referente.