El israelí Omer Kringel viajó por el mundo buscando su sonido hasta que creó Okan Project, el proyecto del Corazón de Yuroba. Iniciativa musical que busca unir tres continentes en un solo álbum. 10 canciones llenas de cultura, diversidad y sonidos de raíz. Junto a 70 participantes de siete países distintos realizaron una especial y única creación que une al mundo, la naturaleza, la libertad, la alegría y la tristeza. Con su amistad construyeron un repertorio musical que representa la vida misma.
Kringel, el director y productor de este álbum afirma: “Las canciones han sido escritas sobre la vida y para la vida. Ideales que reflejan lo que veo como la belleza de la vida, temas que me hacen preguntarme, enamorarme, bailar y sentirme parte de este hermoso planeta”.
Los sonidos de este repertorio fueron hechos en entornos naturales, en los rincones donde el amor y la tradición forjan cada país, donde los lazos de amistad emancipan las almas de sus compositores. En su recorrido Omer Kringel creó lazos estrechos con gente de Cuba, Colombia, Perú, Estados Unidos, España, Angola y su natal Israel. Él asegura que estas canciones fueron escritas sobre la vida pero de pronto se volvieron en la vida misma.
En su paso por Colombia mientras creaba este proyecto, el israelí estuvo en el Festival Petronio Álvarez. En la capital salsera se enamoró de los sonidos del pacífico, visitó Timbiquí y se llevó un hermoso recuerdo de vuelta a la tierra sagrada: una marimba. Kringel confirma que el sonido de este instrumento y su percusión fue lo que le llegó hasta el corazón y lo puso a bailar. Allí formó la banda Los Omers y empezaron a componer música con el folclor del pacífico, con el currulao. Sus sonidos, su música y los sentimientos que esta evoca representan una unión atemporal entre varias regiones distintas, pero todas bajo un mismo corazón, el Okan.
La mezcla de sonidos y sentimientos que despierta Okan Project cuando uno lo escucha hace que cada canción sea única en su repertorio. La unión de tantos sonidos mundiales hace que la singularidad de cada región se vea reflejada bajo una bandera, bajo un mismo ideal: la amistad. Es el álbum perfecto para sentir un pedazo de cada tierra a través de sus sonidos. La paz y calma que este trae cuando se reproduce hace que la ansiedad y el ajetreo de la capital se pierdan detrás de una cortina musical. La bulla del Transmilenio y los pitos de los carros se pierden detrás de las melodías del World Music. La producción musical transmite una calma y serenidad que están ligadas a las condiciones en las cuales se crearon estas canciones.
Redacción: Camilo Suarez